Cuando comencé mis clases, hace un par de años, Chema y yo estuvimos hablando de diferentes guitarristas, tanto modernos como clásicos, enmarcados en el mundo del Jazz. Yo le hablé de los que conocía , como Wes Montgomery, Django Reinhardt, Pat Metheny o John Scofield. A su vez él, detrás de una partitura, me escribió algunos nombres para que investigara sobre sus músicas, que consideraba interesantes para mi desarrollo dentro del mundo de la guitarra de Jazz. Investigué sobre todos ellos y escuché bastante material de sus respectivas discografías. En esa lista, me llamó especialmente la atención, entre los guitarristas contemporáneos, la música de Jonathan Kreisberg.
No me fue demasiado difícil localizar su música en la red (La mayoría de sus últimos discos están en Spotify), incluso Chema contribuyó pasándome alguno más antiguo que no logré conseguir (Trioing) y las pasadas navidades los Reyes Magos, previo encargo y como había sido bueno, me consiguieron uno de mis predilectos discos de este guitarrista : Night Songs . Reconozco que tengo especial sensibilidad por las baladas…
Desde sus primeras escuchas hasta hoy me ha llamado la atención el modo de tocar de Kreisberg y su enorme versatilidad. Da gusto escucharle temas clásicos como Relaxing at Camarillo (precioso blues de Charlie Parker), Autumn in new York (el video que pongo más abajo) o Have you met Miss Jones. Su respeto a la tradición del Jazz es enorme y eso se nota en su modo de tocar los Standarts que todos conocemos. Pero el mundo de Jonathan Kreisberg no se queda ahí: Sus composiciones originales y sus dotes de líder tienen una calidad impresionante.
Tras perderme su anterior actuación en Madrid, hace un año en el club Le Swing, cuando aún estaba situado en ese bonito espacio cercano a la plaza de Tirso de Molina, al fin pude disfrutar de su música en directo el pasado Domingo. El lugar: de nuevo el club Le swing, pero ahora en su nuevo emplazamiento en el Café Teatro Arenal. El Show comenzó a las 23:00, con un simpático Kreisberg que practicaba su escabroso Castellano , anunciando que comenzarían tocando algunos temas “antiguos” de su autoría, para pasar después a desarrollar un repertorio basado en su nuevo álbum de 2011: Shadowless.
Sus acompañantes fueron impresionantes , especialmente las intervenciones, tanto en intercambios, en solos y acompañando , del baterista (no encuentro exactamente quien era, pero estoy casi seguro que es Mark Feber, un habitual entre los escuderos del guitarrista Neoyorkino) las intervenciones melódicas del Saxo Alto, también al piano en algunas ocasiones, que desarrollaba al unísono los pasajes melódicos con el propio Kreisberg, y un Contrabajista correcto y contundente, al que tampoco he conseguido identificar todavía.
A pesar de que la entrada estuvo previamente anunciada a un precio y al llegar fue muy superior, no importó pagarla, ya que la calidad musical del cuarteto fue espectacular. Entre su repertorio del nuevo álbum, cabe destacar Twenty-one, con agresiva métrica irregular, Shadowless, y la balada Long like a Mercury Day. Además uno de sus temas con referencias a la música Griega hizo las delicias de los multiculturales (entre el público , además de gente de la ciudad, estaba el cubano Ariel Bringuez y un Francés profesor de Guitarra apasionado del Jazz) oídos de un atentísimo y silencioso público. Personalmente disfruté mucho escuchando, muy mejorada respecto a su versión en el cd Nine Stories Wide, el tema Relaxing at Camarillo de Charlie Parker y con el original tema Kresibergriano titulado The South of Everywhere. Y por unos momentos creí derretirme con la interpretación, en tempo de balada, del clásico When the lights are low (que descubrí ese día)
El virtuosismo de Kreisberg está plagado de calidez. No es un Robot tocando notas a toda velocidad, perdido en un sinfín de escalas que ascienden y arpegios descontrolados. Kreisberg es un ser sensible, y eso se nota en su forma de interpretar un solo (dejando aparte sus sentidos gestos, que van desde la absoluta tensión facial a hasta la sonrisa), además de vislumbrarse continuamente sus incansables esfuerzos por conseguir la perfección técnica (apenas noté un par de errores de ejecución en la hora y media que duró el espectáculo). Escuchándole, sientes que es de esa clase de músicos para los que el instrumento ya no supone ninguna dificultad, es una parte más de si mismo, y esa Gibson Es-175, que tiene pinta de ser bastante antigua, alardea en una cantidad inmensa de diferentes registros, desde los más clásicos , usando la pastilla grave y el potenciómetro de tono bastante cerrado, hasta los más agresivos y modernos, pasando por distorsiones, armonizadores y un pedal de volumen que Kreisberg utiliza con exquisito gusto.
Aquel sótano me hacía rebosar de felicidad, a pesar del cansancio de un día duro. Lac ompañía fue inmejorable,
gente muy cercana a la que “engañé” para seguirme en esta locura preciosa que es el Jazz. Mi rincón en la última fila, buena gente, buena música, y hasta la sorpresa de Chema, mi maestro, tan atento a cada corchea de Kreisberg. Un gran concierto, de esos pocos con los que sales con las ganas de ir corriendo a casa a mejorar como músico, comerte tu instrumento y desgastarlo hasta puntos extremos. Inspirador Kreisberg!!
gente muy cercana a la que “engañé” para seguirme en esta locura preciosa que es el Jazz. Mi rincón en la última fila, buena gente, buena música, y hasta la sorpresa de Chema, mi maestro, tan atento a cada corchea de Kreisberg. Un gran concierto, de esos pocos con los que sales con las ganas de ir corriendo a casa a mejorar como músico, comerte tu instrumento y desgastarlo hasta puntos extremos. Inspirador Kreisberg!!
Sin duda un concierto espectacular. Coincido contigo hasta donde puedo llegar a entender :P.
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